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La Psicologia Positiva y sus Enemigos.....

La Psicología Positiva es objeto de ataques “aparentemente” desapasionados y sin intención que pretenden iluminar, se cuestiona  su alcance científico, sus intenciones e incluso la honestidad de sus seguidores. Además, por extensión, se ha puesto en duda que la Psicología en su conjunto se ocupe de temas como el bienestar humano.

Pero esto no es un novedad  las críticas a la Psicología Positiva se han sucedido desde su origen y en ella han intervenido desde psicólogos, como el infatigable polemista James Coyne (Coyne y Tennen, 2010a), hasta filósofos foucaultianos (Binkley, 2011), expertos en literatura (Wilson, 2008), teóricos de las terapias psicológicas (Held, 2004), ensayistas (Ehrenreich, 2009) o especialistas en pedagogía aristotélica (Kristjánsson, 2010).

Pero también ha contado con simpatizantes o con espectadores interesados como Albert Bandura (Bandura, 2011) , Philip Zimbardo (Zimbardo, 2004), James Gross (Tamir y Gross, 2011), Ellen Langer (Langer, 2002), Peter Salovey (2002), Susan Nolen-Hoeksema (Nolen-Hoeksema y Davis, 2002), Shelley Taylor (Taylor y Sherman, 2004), John Cacciopo (Hawkley, Preacher y Cacciopo, 2007), David Barlow (Carl et al., 2013), o Stephen Hayes (2013) por citar algunos investigadores de trayectoria admirable.

Algunas de las críticas a esta corriente son:

  • El lio de lo positivo y lo negativo

Esa distinción entre emociones positivas y negativas es un concepto psicológico bien establecido y validado respecto a sus bases psicológicas (Avia, 1997), neurofisiológicas (Davidson, 1999; Kringelbach y Berridge, 2009) o filogenéticas (Nettle y Bateson, 2012).

El extendido y ya inevitable uso de términos como afecto o emociones “positivas” denota básicamente el componente hedónico (placentero o desagradable) que pueden conllevar las emociones y ha sido descrito desde hace décadas en las investigaciones sobre el espacio emocional (Russell, 1980; Watson y Tellegen, 1985)

Las críticas atienden a que la corriente positiva es ingenua porque no atiende al contexto, Sin duda que tener en cuenta este elemento contextual es importante (Hayes, 2013), y se deben evitar lecturas ingenuas de lo “positivo” y lo “negativo” como algo de valor inherente. Pero esta advertencia es una guía orientadora para cualquier empresa en el ámbito de una Psicología integradora.

  • ¿Dónde está el límite de la psicología positiva y de buscar la felicidad cuando a lo mejor deseamos mantenernos en una serena melancolía y tristeza?

 Sabemos que, en general, niveles elevados de depresión o de rumiación depresiva están asociados a una peor solución de problemas (Lyubomirsky et al., 1999), a un menor recuerdo de sucesos autobiográficos positivos específicos (Romero, Vázquez, y Sánchez, en prensa), o atender menos a estímulos emocionales positivos (Sánchez et al., 2013). Además, la tristeza, aunque a veces podamos “disfrutar” de ella, con frecuencia está ligada a la coexistencia de otras emociones negativas que añaden un elemento corrosivo a esa emoción aislada (Hervás y Vázquez, 2011). Esto tiene poco que ver con ese idealizado y literario disfrute de la melancolía.

  • La Psicología Positiva ofrece Felicidad a Granel

La investigación sobre las emociones y el bienestar es mucho más compleja que la frívola imagen que a veces  emerge en los espejos deformantes de los críticos.

Resulta sorprendente la visión infantilizadora que se quiere ofrecer de los investigadores en emociones positivas, como oficiantes de una Psicología ingenua, cuando son precisamente muchos de estos investigadores quienes generan conocimiento sobre los límites funcionales y el valor contextual de esas emociones. Y se hace desde el terreno exigente de la investigación científica.

  • ¿La psicología positiva aporta algo nuevo?

¿Cómo va a pretender ser novedoso hablar de funcionamiento positivo? En el pasado reciente y remoto de la Psicología, la idea de una mentalidad saludable (William

James), el funcionamiento pleno (Carl Rogers), la salud mental positiva (Maria Jahoda), o la actualización (Abraham Maslow) han estado siempre en el discurso, dominante o no, de la Psicología (Avia, 2012; Joseph y Wood, 2010; Fernández-Ballesteros, 2002).

Lo mismo puede decirse sobre la “recuperación” de temas que quizás nunca deberían

haberse perdido en el devenir histórico de la investigación psicológica, como el perdón (McCullough et al., 2013), el agradecimiento (Wood et al., 2010; Emmons y McCullough, 2003), la valentía (Pury y Woodard, 2009), o la generosidad hacia los demás (Dunn et al., 2011; Aknin et al., en prensa). ¿Por qué caricaturizar el estudio de estos temas como si fueran sólo del interés de unos piadosos devotos? Perdonar o agradecer, por ejemplo, son dos poderosos elementos de las transacciones humanas y no deben quedar ajenos al escrutinio de la ciencia, a no ser que pensemos que dada su naturaleza sólo cabe un discurso filosófico o religioso sobre ello

  • La psicología positiva aliada del individualismo y el capitalismo

Se afirma que bajo el objetivo bienintencionado y pueril de estudiar el bienestar psicológico, se ocultaría una agenda moral que contribuye a la alienación humana.

Respecto a la idea repetida de que subyace un modelo individualista es probable que sea compartido con los supuestos de otras aproximaciones (desde la Psicología cognitiva a el psicoanálisis, o la psicología evolucionista), algo que los citados críticos reconocen. Pero aquí también se obvian las reflexiones y construcciones teóricas cercanas a la psicología positiva en las que se subraya repetidamente la naturaleza intrínsecamente social del bienestar humano (Seligman, 2012; Deci y Ryan, 2001; Ryff y Singer, 1998; Fredrickson et al., 2008; Kesebir y Diener, 2008), incorporando incluso los vínculos simbólicos con la comunidad o el sentido de pertenencia (Keyes, 2007; Blanco y Díaz, 2007). Pocas veces, dentro del discurso de la Psicología académica, se han introducido tantos elementos que tienen que vercon transacciones humanas (amor, gratitud, perdón, o generosidad) que probablemente son claves para entender el bienestar humano (Snyder y Lopez, 2002; Oppenheimer y Olivola, 2009).

Como indicaba recientemente Albert Bandura, en una aguda perspectiva sobre la

Psicología Positiva, “Millones de personas están viviendo bajo condiciones degradantes en sistemas sociales que les marginan y les niegan cualquier aspiración, su libertad y su dignidad. Una psicología de la agencia personal (agentic psychology) también trabaja en mejorar el bienestar de la gente al capacitarles para efectuar reformas sociales que mejoren la calidad de sus vidas” (Albert Bandura, 2011, p. 12).

  • Una psicología frívola y alejada de la ciencia

El panorama que se pinta es realmente negro y puesto que la impostura ha sido desvelada por celosos garantes de la verdad Parece como ésta fuera una creación caprichosa de unos ignorantes y distorsionadores demiurgos (léase Mihaly Csikszentmihalyi, Martin Seligman, Ed Diener, Barbara Fredrickson, Sonja Lyubomirsky, Chris Peterson, Daniel Kahneman, Sheldon Cohen,…) conveniente que el lector sepa que Ed Diener, uno de estos líderes “separatistas”, y primer Presidente de la Asociación Internacional de Psicología Positiva (IPPA, 2007-2009), ha recibido en Marzo de 2013 el Premio William James por sus contribuciones a la Psicología, concedido por la prestigiosa American Psychological Society (APS), una         sociedad formada fundamentalmente por investigadores      y académicos4; por no mencionar a Martin Seligman, cuya altura científica es incuestionada y es uno de los psicólogos más influyentes y citados de la historia reciente de la Psicología (Gilham, 2000).

  • La Psicología Positiva y la Salud

Se asegura que “las informaciones (propagadas) acerca de la psicología positiva y el cáncer funcionan ya como leyendas…” (Pérez-Alvarez, 2012, p. 190). Pero, en  contra de esta supuesta “propaganda” no existe en la literatura científica relacionada con la Psicología Positiva ninguna aseveración sobre el poder “curativo” del optimismo. De

hecho, el optimismo, como revela el metaanálisis de Ramuissen et al. (2009) –ver tabla 1- no reduce la mortalidad relacionada con el cáncer pero sí aspectos como la ansiedad, el dolor, la adherencia a los tratamientos, etc. que son muy importantes en el manejo y evolución de muchas condiciones médicas (incluidas el cáncer).

  • ¿Ser Feliz o Ser Normal?

Uno de los pecados imperdonables de la psicología positiva, entresacado

de una lista interminable (véase, por ejemplo, Fernández-Ríos y Novo, 2012), es que ahora “la gente está empeñada en ser feliz, en vez de ser normal”

No debe bastarnos simplemente con la reducción del dolor, déficits, o síntomas, sino movernos hacia modelos basados en mejorar la vida de la gente y en desarrollar sus competencias y fortalezas (Díaz et al., 2007) como, por cierto, hasta parecen reclamar los propios pacientes (Zimmerman et al., 2006). En este sentido la psicología positiva es una de las herramientas que tenemos para socavar un modelo médico de la Psicología clínica (Maddux, 2008). Una mirada hacia lo positivo puede ayudar a hacer una mejor Psicología (Bandura, 2011; Tarrier y Wood, 2010; Hayes et al., 2012). Simplemente el hecho de interesarnos por medir el funcionamiento psicológico positivo (Lopez y Snyder, 2003; Winefield, Gill, Taylor y Pilkington, 2012; Joseph y Wood, 2010) y ampliar con criterios más ambiciosos que la mera reducción de problemas lo que consideramos como “intervenciones eficaces”, podría ser un avance significativo en la Psicología del futuro

PSICOLOGÍA POSITIVA: UNA PROPUESTA VALIOSA DESDE Y PARA LA PSICOLOGÍA

La psicología positiva se centra en algo muy sencillo de entender: favorecer una mirada que también se pose sobre las competencias y capacidades del ser humano, en las fortalezas psicológicas, o en las emociones positivas. Si no prestamos atención a estos elementos, sea desde dentro de la corriente positiva  no  porque eso ahora es irrelevante, la propia Psicología va a estar siempre truncada.

 

En otra línea convergente con este interés, la European Science Foundation ha iniciado un ambicioso estudio para evaluar en 2013 el bienestar hedónico, eudaimónico y social en Europa, dirigido por un grupo de investigadores  y psicólogos europeos (Huppert et al., 2012). Y Naciones Unidas, por fin, ha decidido en su Asamblea general de Junio de 2011, y con el apoyo de reconocidos investigadores en el bienestar psicológico, introducir medidas de bienestar subjetivo como indicadores adicionales de desarrollo humano (Helliwell et al., 2012). Intentar  mejorar la vida de la gente, trascendiendo de los parámetros económicos, no es una trivialidad sino una necesidad de muchos sectores sociales, académicos y políticos (Heliwell y Barrington-Leigh, 2010; Bruni y Porta, 2007; Bok, 2010; Graham, 2009; Layard, 2006) a lo que la Psicología, con lo mejor de sí misma, puede contribuir y debemos estar orgullosos de ello (Diener et al., 2010; Sheldon et al., 2011; Ong y Dulmen, 2007; Lopez y Snyder, 2003).

 

Resumen artículo: Carmelo Vázquez “LA PSICOLOGÍA POSITIVA Y SUS ENEMIGOS: UNA RÉPLICA EN BASE A LA EVIDENCIA CIENTÍFICA”

Papeles del Psicólogo, 2013. Vol. 34(2), pp. 91-115

http://www.papelesdelpsicologo.es

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